Impacto dentro de las empresas el recibir referencias laborales falsas

En Recursos Humanos lidiamos a diario con decisiones que impactan directamente la operación, la cultura y la estabilidad de una empresa. Uno de los filtros que más solemos confiar —y que más puede fallarnos— es la carta de recomendación. Lo digo con experiencia: cuando un candidato entrega una carta falsa, el riesgo es real, y el costo lo paga toda la organización.

¿Qué tan común es esta práctica en México?

De acuerdo con un estudio de la firma de capital humano HireRight (2022) y cifras complementarias del portal OCCMundial, hasta el 30% de los candidatos en México han entregado documentos alterados o falsos durante su proceso de ingreso, y entre ellos, las cartas de recomendación apócrifas son una de las prácticas más frecuentes. Es decir, 3 de cada 10 postulantes podrían estar mintiendo para obtener un puesto.

Cuando la mentira entra por la puerta

He tenido casos en los que la carta parecía legítima: membrete, firma, lenguaje profesional. Pero cuando se investiga, resulta que la persona que firma nunca existió, o el documento fue generado por el propio candidato. En otros casos, el antiguo jefe existía, pero la carta fue redactada por el postulante y solo firmada “por compromiso”. Ambas son señales de alerta.

¿El resultado? Contrataciones que no duran ni tres meses, ambientes contaminados por conflictos interpersonales y jefes operativos frustrados porque “el nuevo no es lo que prometieron”.

El verdadero impacto de una carta falsa

Cuando una empresa contrata con base en información falsa, se expone a:

  • Pérdida de tiempo y dinero en capacitación y reemplazo.
  • Desmotivación en el equipo por tener que cubrir errores ajenos.
  • Posibles fraudes internos si el nuevo colaborador carece de ética.
  • Daño a la imagen del área de Recursos Humanos y pérdida de credibilidad.

En números: una mala contratación puede costar entre 6 y 10 veces el salario mensual del empleado, según la AMEDIRH (2023).

¿Qué podemos hacer desde la trinchera de Recursos Humanos?

Como responsables del talento, debemos ir más allá del papel. Aquí algunas estrategias que aplicamos en mi organización y que recomiendo:

  • Verificación directa: Nunca doy por válida una carta sin hacer al menos una llamada o revisión digital del contacto.
  • Evaluaciones de confianza: Herramientas como el polígrafo o VSA nos ayudan a detectar incongruencias y niveles de honestidad.
  • Entrevistas situacionales cruzadas: Sirven para validar que la información que “confirma” la carta se refleja en la narrativa del candidato.
  • Cultura de cero tolerancia al engaño: Desde el inicio del proceso dejamos claro que la falsificación de documentos es causal de eliminación inmediata o despido.

Conclusión: la confianza no se simula

Una carta de recomendación debería ser un reflejo real del desempeño, no una estrategia para abrirse camino a toda costa. Cuando un candidato miente desde el principio, compromete su reputación, pero sobre todo pone en riesgo el futuro de la empresa que lo contrata.

Mi invitación es simple pero contundente: nunca dejes de investigar. Una carta falsa no solo engaña al reclutador, engaña a toda la organización.

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