Diferencias entre Polígrafo y VSA

El Análisis de Estrés de Voz (VSA, por sus siglas en inglés) y el Polígrafo son herramientas utilizadas para detectar indicios de engaño, pero difieren en su enfoque, precisión y aplicaciones.

El Polígrafo mide reacciones fisiológicas involuntarias del cuerpo como la frecuencia cardíaca, presión arterial, ritmo respiratorio y conductancia eléctrica de la piel. Estas respuestas se asocian con el estrés emocional que puede provocar mentir. Por otro lado, el VSA analiza microvariaciones en la voz generadas por cambios musculares involuntarios que se producen bajo estrés. No requiere sensores físicos ni conexión directa al cuerpo, lo que lo hace menos invasivo.

En términos de eficiencia, el polígrafo es más confiable desde el punto de vista científico. Según datos de la American Polygraph Association (2023), puede alcanzar una precisión de entre 85% y 90%, siempre que se utilice bajo protocolos estandarizados y por evaluadores certificados. Estudios independientes estiman un margen más conservador de entre 70% y 90%. El VSA, por su parte, presenta una precisión estimada de entre 48% y 65%, de acuerdo con el National Research Council (EE.UU., 2003). Aunque algunos fabricantes aseguran tasas de efectividad de hasta 85%, estos datos no siempre cuentan con respaldo científico externo.

Respecto a su aplicación en departamentos empresariales, el polígrafo es ideal para áreas críticas y de alto riesgo, como seguridad, almacenes, finanzas, compras, transporte y recursos humanos, especialmente cuando se investiga un incidente o se requiere una evaluación profunda de confiabilidad. Por su parte, el VSA resulta útil en procesos de reclutamiento masivo, primeros filtros de selección o entrevistas de salida, ya que permite obtener indicadores rápidos y no invasivos sobre el nivel de sinceridad del candidato o empleado.

En resumen, el polígrafo ofrece una mayor confiabilidad y es más adecuado para evaluaciones profundas, mientras que el VSA permite un uso ágil y preliminar en contextos menos críticos. Ambos pueden complementar un proceso de evaluación si se utilizan estratégicamente, dependiendo del nivel de riesgo del puesto y la finalidad del análisis.

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